Es un sonido continuo: guá, guá, guá, guá y rítmico: tak, tak, tak, tak. Como si en una fábrica alguien se hubiese olvidado de desconectar los últimos equipos o el aire acondicionado. Desde hace una semana, muchos, lo estas oyendo en la pared de al lado. De día y de noche. Es el sonido de impresoras 3D creando, sin parar, equipos de protección para personal sanitario. Están a pleno rendimiento desde que un grupo de inventores, ingenieros y creadores se han puesto a pensar cómo ayudar a luchar contra el coronavirus desde las redes sociales.
De 20 voluntarios a 13.500 en 10 días
Todo empezó en un canal de Telegram. El primer día eran 20, el segundo 50 y ahora, los “CoronaVirusMakers”, como se llaman, son ya más de 13.500, en apenas diez días. “Estamos organizados en grupos de trabajo. El más numeroso es el de fabricación, que es el que produce los objetos pero también está el de anuncios o el de investigación y el de I+D “, explica a RTVE.es César García, uno de los «makers» más activos en redes. Una vez que tienen lo que llaman prototipo, por ejemplo mascarillas protectoras, se reparten el trabajo por comunidades autónomas y después, por localidades, según las necesidades. Ahora mismo están en marcha miles de diademas para pantallas protectoras y componentes para respiradores hospitalarios.
“Cuando se moviliza la sociedad, sin nombres, sin marcas y sin banderas, esto funciona“
La producción depende de la calidad de las impresoras.
Con las más lentas, las domésticas, de entre 150 a 300 euros, tardan unas dos horas en terminar una pieza. Él ya ha sacado 200 desde su casa en una semana. El costo es mínimo. Aproximadamente 2 euros al mes solo por el consumo energético, como un ordenador personal, y poco más calculan para cada máscara. Algunos de estos makers han fabricado sus propias impresoras con componentes a partir de ordenadores o de fotocopiadoras. Los equipos semiprofesionales consiguen una diadema cada hora. “Esto, en industria saldría en 10 segundos, pero es una solución de emergencia que pone directamente la protección en la mano del que lo necesita. Sin burocracias”, asegura Petinal, que tiene en su casa seis equipos, varios prestados, a pleno rendimiento.
“Es una solución de emergencia que pone directamente la protección en la mano del que lo necesita“
Los respiradores 3D, el más difícil todavía
Se trata de abastecer a los hospitales más necesitados. Ellos, en Soria, producen desde casa. Son cerca de 40 personas y 30 máquinas sin parar. Numerosas empresas les ayudan con los materiales como el acetato para la pantalla de la cara. Algunas papelerías se lo están suministrando gratis. Todos ayudan. La madre de Eduardo, enfermera jubilada, cose las diademas que salen de cada impresora a las pantallas que cubrirán la cara de los sanitarios. Hay compañeros que hacen el reparto con sus propios vehículos y hasta se han hecho identificaciones para que la policía local les permita el suministro.
“Los equipos no están homologados pero, dadas las circunstancias, la Administración nos permite continuar“
El gran reto de la comunidad es conseguir un respirador que puedan utilizar los pacientes más graves. “Es muy complicado en una semana pasar de una idea a un producto final”, reconoce el maker César García, pero ya se han puesto a ello. El grupo Reesintance Makers en Telegram se ha repartido los componentes para crear un respirador con impresión 3D. El ingeniero industrial, Carlos González de Dios es un ejemplo. Lo hace con su impresora en su casa de Valladolid. “Construyo una pala para presionar el balón de oxígeno del respirador», explica. El sistema electrónico, con un sistema de código abierto lo ha hecho un equipo de Santander con un hardware y software de no más de diez euros de la plataforma Arduino, y un hospital de Asturias lo está probando estos días.
La comunidad médica es muy receptiva y agradece todas las ayudas aunque tienen dudas porque saben que la homologación tardará y hablamos de equipos muy complejos como un respirador que tiene que validar Sanidad.
Articulo Original > Belen Garcia para RTVE